El pasado jueves 13 de noviembre, Greg Abbott le dedicó un romántico mensaje a su esposa, Cecilia Abbott, por su cumpleaños. La primera dama de Texas, que tiene raíces migrantes, tiene una extensa trayectoria caracterizada por su compromiso con la educación, el servicio comunitario y la filantropía. De acuerdo con la biografía oficial de la página del gobierno estatal, es un símbolo del llamado sueño americano.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, escribió en redes sociales el pasado 13 de noviembre: “¡Feliz cumpleaños, Cecilia! Es una bendición compartir este día tan especial contigo. ¡Por muchos cumpleaños más juntos!”.
La biografía oficial de la Oficina del Gobernador recuerda que Cecilia Abbott es nieta de inmigrantes mexicanos y que creció en San Antonio, en un hogar profundamente vinculado a la enseñanza. Es que sus padres trabajaron como docentes y transmitieron a sus cuatro hijos una devoción por el estudio y la solidaridad.
A partir de esas raíces, la futura primera dama inició su formación superior en la Universidad de Texas en Austin y luego continuó en la Universidad de St. Thomas, en Houston. Allí obtuvo tres titulaciones: la licenciatura en Psicología, la maestría en Educación y la maestría en Teología.
La información publicada por la administración estatal destaca que Cecilia Abbott se desempeñó como docente, subdirectora y directora en varias escuelas católicas de Texas. Esa etapa profesional la acercó a comunidades escolares de perfiles diversos y le permitió desarrollar una presencia activa en la educación privada y religiosa del estado.
El último cargo que ocupó en ese ámbito fue la dirección de la Cathedral School of Saint Mary, en Austin, entre 1996 y 2001. Su gestión allí dejó una impronta vinculada a la disciplina académica y la formación integral, una combinación que la proyectó hacia una nueva etapa de su vida laboral.
Tras cerrar su ciclo en las aulas, decidió orientar sus esfuerzos hacia el cuidado de adultos mayores. En ese sentido, ocupó el puesto de directora general de Relaciones Comunitarias en una empresa dedicada a servicios y residencias para ancianos, donde trabajó entre 2004 y 2013.
Cuando Greg Abbott asumió como gobernador en 2015, Cecilia inauguró una iniciativa personal que definió como su sello: “Texanthropy”. El proyecto, descrito en detalle en la página oficial del gobierno, combina su amor por Texas con su vocación por la filantropía. A través de esta plataforma, promovió activamente el voluntariado y alentó acciones solidarias en todos los rincones del estado.
La primera dama también colaboró con agencias y equipos dedicados a la protección de la infancia. Entre esas alianzas se encuentra su trabajo junto al Departamento de Servicios Familiares y de Protección de Texas (DFPS, por sus siglas en inglés), con el programa Network of Nurture, diseñado para impulsar redes de apoyo para niños y familias dentro del sistema de bienestar infantil.
La relación entre Cecilia y Greg Abbott nació en los pasillos de la Universidad de Texas en Austin, donde ambos estudiaban y donde compartieron los primeros encuentros que marcaron el inicio de una vida en común.
Según recordó The Texas Tribune, ella lo sorprendió más de una vez con serenatas improvisadas desde un teclado instalado en su dormitorio cercano al campus. Ese gesto se convirtió con el tiempo en una anécdota emblemática del inicio de su vínculo, que derivó en un matrimonio que ya supera las tres décadas.
Tras casarse en 1981, sus vidas cambiaron de manera abrupta cuando un roble de casi 23 metros cayó sobre Greg Abbott mientras trotaba en Houston en 1984, un accidente que lo dejó paralizado de la cintura hacia abajo.
Kent Sullivan, abogado que trabajó junto a Greg Abbott en esa época, recordó a The Texas Tribune que ella “fue fundamental para apoyarlo de todas las maneras posibles después del incidente” y la definió como “un pilar de fortaleza”.
El matrimonio adoptó a una hija llamada Audrey y actualmente reside en la Mansión del Gobernador en Austin. La familia también convive con tres perros que se ganaron un lugar especial en la vida pública del estado: Pancake, reconocido como el “First Dog of Texas”; Peaches, conocida como la “First Puppy”; y Honey Butter Chicken Biscuit.


