En un acto oficial, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, presentó lo que describió como un “revolución científica” en el país, asegurando que se trataba de la fabricación de chips similares a los de NVIDIA. Sin embargo, lo que realmente se mostró fue una tarjeta de desarrollo utilizada en proyectos educativos y de electrónica básica. El episodio se viralizó rápidamente, más por la confusión en la explicación que por el anuncio en sí.
Lejos de ser un intento de engaño deliberado, lo ocurrido refleja más bien una exageración en la forma de comunicar el proyecto. En realidad, lo que se está produciendo en Venezuela son tarjetas Arduino, un hardware de bajo costo que desde hace dos décadas se utiliza en escuelas y laboratorios de todo el mundo para enseñar programación, robótica y electrónica.
Nvidia: la “envidia de los envidiosos”
Durante el primer aniversario de la Universidad Nacional de las Ciencias “Dr. Humberto Fernández Morán”, realizado el 12 de diciembre de 2025, Nicolás Maduro aseguró que Venezuela comenzaría a fabricar chips de NVIDIA, mientras mostraba un componente que, por la baja calidad del video, parecía más bien una pieza antigua —algunos identificaron puertos RCA propios de una tarjeta gráfica como la NVIDIA TNT2 de 1999, y otros señalaron que podría tratarse de una placa base de Macintosh—, en cualquier caso, nada relacionado con un chip moderno.
La escena generó comentarios en redes sociales, donde se comparó el objeto con una tarjeta Arduino. Más allá de las bromas, lo cierto es que el anuncio buscaba resaltar un esfuerzo educativo y experimental, aunque la forma en que se presentó dio pie a interpretaciones erróneas.
Qué se produce realmente en Venezuela
Lo que se está fabricando en el país son tarjetas Arduino, un dispositivo nacido en 2005 en el Instituto de Diseño Interactivo de Ivrea, Italia, como una solución accesible para estudiantes de diseño y electrónica. Su objetivo es ofrecer una plataforma sencilla y económica para crear proyectos interactivos, y con el tiempo se convirtió en un referente del hardware libre y de código abierto.
Estas placas no representan un salto hacia la industria de semiconductores avanzados, pero sí cumplen un papel importante en la formación académica y en la experimentación tecnológica. Su producción en Venezuela puede ser vista como un esfuerzo por acercar herramientas educativas a más estudiantes, aunque está muy distante de la infraestructura necesaria para competir en el mercado global de chips de alto rendimiento.
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¿Puede Venezuela realmente producir chips de NVIDIA?
Fabricar procesadores de última generación requiere plantas de litografía ultravioleta extrema (EUV), procesos de 3 nm ó 2 nm y equipos que cuestan miles de millones de dólares. Según estimaciones, un país necesitaría al menos entre 15,000 y 20,000 millones de dólares para iniciar un proyecto competitivo.
Con una economía debilitada y sin la infraestructura tecnológica necesaria, Venezuela está lejos de poder competir con gigantes como TSMC, Samsung o Intel, que dominan el mercado global.
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Mientras tanto, la industria mundial avanza hacia semiconductores cada vez más sofisticados: procesadores H200 para IA, nodos de 3 nm y 2 nm, chips ópticos más delgados que un cabello para computación cuántica, e incluso proyectos chinos que extraen boro del agua de mar para misiles hipersónicos.
El contraste es evidente: Venezuela no está fabricando chips de NVIDIA, sino tarjetas Arduino con fines educativos. Aunque el anuncio fue exagerado en su presentación, el proyecto sí tiene valor como herramienta de aprendizaje y experimentación. En un contexto donde la tecnología define el futuro de la inteligencia artificial y la economía digital, iniciativas como esta pueden ser vistas como un primer paso para acercar la ciencia a más jóvenes, aunque aún quede un largo camino para alcanzar a los líderes globales.
