El último informe del Sistema de índices de precios mayoristas del Indec muestra que el nivel general del índice de precios internos al por mayor (IPIM) aumentó 1,1% en octubre. En términos interanuales, el indicador se ubicó 24,1% por encima del mismo mes del año previo y acumuló 21,3% en lo que va del año. El dato mensual se ubica claramente por debajo de la variación del tipo de cambio mayorista en el mismo período.
En paralelo, el índice de precios internos básicos al por mayor (IPIB), que excluye impuestos indirectos, mostró una suba de 1,3% mensual, mientras que el índice de precios básicos del productor (IPP), que capta los valores percibidos por la producción local sin bienes importados, avanzó 1,7%. La estructura del sistema mayorista confirma una dinámica moderada, con diferencias internas entre primarios, manufacturas y energía eléctrica.
Según el Indec, la variación del IPIM respondió a un incremento de 1,3% en los “Productos nacionales” y a una caída de 1,4% en los “Productos importados”, afectados directamente por el tipo de cambio. Dentro de los bienes de origen local, las mayores incidencias positivas correspondieron a “Productos agropecuarios”, “Alimentos y bebidas”, “Productos refinados del petróleo” y “Tabaco”, mientras que “Petróleo crudo y gas” aportó una incidencia negativa.
En el caso del IPP, el movimiento fue impulsado por un aumento de 3,2% en los productos primarios y de 1,1% en los productos manufacturados y la energía eléctrica. El contraste sugiere que la primera etapa de la cadena productiva experimentó un ajuste algo mayor, que todavía no se trasladó con la misma intensidad al resto de los segmentos.
La lectura conjunta de los índices revela que el núcleo de los precios percibidos por productores y mayoristas evoluciona a un ritmo contenido. Sin embargo, la heterogeneidad sectorial es elevada: algunos rubros ligados a alimentos, tabaco o insumos regulados se ubican por encima del promedio, mientras otros continúan rezagados.
En contraste con la trayectoria de los precios mayoristas, el dólar mayorista se movió en octubre a un ritmo superior. De acuerdo con las variaciones observadas en el mercado cambiario oficial, el tipo de cambio avanzó en torno de 4,7% en el mes y acumula cerca de 40% en lo que va del año.
Esta evolución responde a un esquema de administración del tipo de cambio que permite ajustes graduales, en función de la política macroeconómica y de los compromisos asumidos con organismos internacionales. El objetivo declarado es evitar saltos bruscos, pero al mismo tiempo otorgar cierto resguardo al tipo de cambio real frente a la inflación doméstica.
Con ese telón de fondo, la comparación simple entre IPIM e IPP por un lado y dólar mayorista por otro muestra que, al menos en esta etapa, el tipo de cambio nominal se ajusta con mayor velocidad que el promedio de los precios mayoristas.
La relación entre tipo de cambio y precios mayoristas es estrecha, pero no lineal. En la canasta del IPIM, una proporción relevante de bienes primarios, manufacturas e insumos energéticos incluye componentes importados o referencias de paridad internacional. En principio, una suba del dólar mayorista tiende a encarecer esos insumos y, con cierto rezago, a presionar sobre los precios mayoristas.
El comportamiento de octubre, con una baja de 1,4% en los precios de los productos importados en un contexto de dólar al alza, sugiere que ese traslado se mantiene acotado. Parte de la explicación puede buscarse en la existencia de inventarios importados a un tipo de cambio anterior, en la negociación entre proveedores y distribuidores y en la decisión de muchas empresas de absorber parcialmente el shock cambiario vía márgenes.
Otro factor es la demanda interna. En un contexto de consumo contenido, la capacidad de trasladar aumentos de costos a precios finales se ve limitada. En varias cadenas de valor, el productor mayorista enfrenta el dilema de priorizar volumen de ventas o preservar rentabilidad, lo que se traduce en ajustes escalonados y no inmediatos.
Si la brecha actual se consolida —con un dólar que se mueve alrededor del 4-5% mensual y precios mayoristas en el rango del 1-2%—, los costos en pesos de insumos importados crecerán más rápido que los precios de salida de fábrica o depósito. En ese caso, la compresión de márgenes tendería a generalizarse, en particular para empresas que venden principalmente en el mercado interno.
Si, por el contrario, el traslado pendiente se acelera en los próximos meses, el alivio transitorio sobre los índices mayoristas se diluirá y la discusión se desplazará a los precios al consumidor. El eslabón minorista podría enfrentar entonces una doble presión: recomposición de costos mayoristas y necesidad de sostener ventas en un entorno de poder adquisitivo frágil.
La evolución conjunta del dólar mayorista y de los precios internos al por mayor será un insumo clave para las decisiones empresariales. De esa relación dependerá en buena medida el perfil de la competitividad cambiaria, la trayectoria de los márgenes y la dinámica futura de la inflación. Seguir ambas curvas en paralelo permitirá anticipar si el actual desacople es un fenómeno transitorio o el inicio de una etapa de menor intensidad en el traslado de tipo de cambio a precios.
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