El uso de la IA para establecer dietas personalizadas es una práctica fácil de realizar. Sin embargo, usar al Chat GPT como nutriólogo y doctor podría tener consecuencias peligrosas para la salud de las personas.
En su consultorio, José Castañeda, reconocido cirujano bariatra, nota una tendencia alarmante: los pacientes llegan tarde. Antes de buscar ayuda profesional, muchos ya consultaron a un "doctor" invisible y peligroso, arriesgando su salud con dietas no supervisadas.
En entrevista con Excélsior, el doctor advierte que este fenómeno no solo impacta en la alimentación de las personas, sino que retrasa diagnósticos oportunos y perpetúa enfermedades graves sin tratamiento.
Castañeda es contundente al explicar el riesgo: "Para hacer una dieta se requiere una evaluación médica, tocar, palpar y exámenes de laboratorio". Sin esto, una recomendación digital es como jugar a la ruleta rusa con tu salud.
El ejemplo más temido por el especialista es el de la insuficiencia renal silenciosa, que podría empeorar si una persona adopta una dieta sin una consulta previa o valoración por parte de un especialista.
Entre los peligros más comunes de usar a la IA para establecer dietas, el especialista destaca los siguientes:
Además, una investigación de la Universidad de Cornell confirma que la gente no distingue entre una respuesta médica real y una generada por IA, confiando en el algoritmo incluso cuando ofrece información potencialmente dañina.
Aunque le des tus datos de peso y talla a una IA, el riesgo persiste. Castañeda asegura que no es recomendable confiar en los algoritmos, incluso si crees que "conoce" tu estado de salud porque lo has proporcionado.
Estas son las principales razones por las que confiar en la IA para hacer una dieta u obtener un diagnóstico es una mala idea:
Castañeda ha visto cómo esta "deshumanización de la medicina" afecta a las familias. Relata cómo un conocido recetó a su madre basándose en la IA, fallando totalmente en el diagnóstico real de la enfermedad.
"La inteligencia artificial es una excelente herramienta, pero se tiene que utilizar al revés", aconseja el doctor Castañeda. No debe ser la puerta de entrada a tu salud, sino un recurso de consulta secundaria y educativa.
La regla de oro del especialista es simple:
Si tienes dudas tras tu consulta, ahí sí entra la tecnología. "Si no te quedas muy convencido, entonces sí métete a investigar para tener un panorama más amplio", sugiere el doctor, promoviendo un uso educativo y no clínico.
Al final, la medicina requiere calor humano. "Esa calidad humana jamás se va a poder replicar", concluye Castañeda. Un algoritmo puede procesar datos, pero no puede sentir, cuidar ni entender el contexto de un paciente.
La tecnología debe ser un copiloto, nunca el capitán de tu bienestar. En un mundo saturado de información, la mejor "app" sigue siendo la visita presencial con un experto que te mire a los ojos y no a una pantalla.
