Natalia Brusca dejó a Mateo, su hijo de 12 años, al cuidado de sus abuelos y pidió un Uber. ¿El destino? Los años 90, aunque en la aplicación figuraba Moscú, ex Pachá, el boliche de la Costanera al que iba a bailar cuando estaba en la secundaria y se tomaba el 102 con un grupo de amigas. 30 años más tarde, el ritual se repite: va a encontrarse con varias de esas compañeras de colegio, que también dejaron a sus hijos a cargo de un adulto, para revivir aquella época que las marcó para toda la vida.
Las fiestas de la nostalgia, las que ponen música de los 90 y principios de 2000 para bailar como si no existiera un mañana, las inclusivas que convocan a varias generaciones e incluso familias, porque aquí la edad que marca el DNI no importa siempre que sea más de 18, las que no tienen sector vip ni invitados especiales y las que no siguen tendencias musicales actuales como el trap o la cumbia RKT, son un boom que no para de crecer.
En muchos casos, detrás de estos eventos masivos hay íconos de aquella época, como Tommy Muñoz –histórico DJ de Caix hoy al frente de L.A.T.M.–, Javier Zuker–residente de Nave Jungla, ahora organizador de Quitapenas–y B.B. Sanzo, conductor radial de la recordada Radio Z 95 y embajador local de las bandas extranjeras del momento, que se involucró con el evento Anclado en los 90. En otros casos, son organizadas por personas que buscan volver a bailar y emocionarse con los temas que atravesaron su adolescencia.
L.A.T.M. +35 organizada por Tommy Muñoz, fue una de las primeras en surgir y también una de las más convocantes. El propio DJ cuenta que sintió una señal muy clara que lo impulsó a producirlas: “Después de una fiesta en la que puse música en Córdoba, donde me sorprendí porque todos tenían más de 30 y no paraban de bailar, volví a casa en el primer avión y en el diario papel lo primero que leí fue una nota sobre el boom de las fiestas +40 en todo el mundo –recuerda–. Ahí dije ‘tengo que hacer algo’ y subí una encuesta a mi Instagram preguntando si les divertía que hiciéramos una fiesta para los que no salían hacía mucho y el 99% me dijo que sí. Así empezó”.
La T. M. (por La Tommy Muñoz) es un éxito que sorprendió hasta al propio DJ: “Yo tenía fe en que a la gente iba a gustarle, pero nunca pensé que tanto –reconoce–. Lo que más me llama la atención es la energía con la que viene. La mayoría deja un rato a sus hijos al cuidado de un familiar y sale a disfrutar con o sin pareja, o con sus amigos. Es gente que tiene muchas ganas de divertirse. El público encontró en este espacio un lugar de pertenencia”, resume.
Además de la música bailable y bien hitera que va desde cumbia, reggaeton y latinos remixados hasta electrónica comercial, Muñoz sostiene que la locación es clave: “Para mí es importante que estas fiestas sean en lugares que te lleven a una vivencia, que te trasladen a un momento especial de tu vida. Por eso todas las que hicimos hasta ahora en Buenos Aires fueron en Moscú, ex Pachá, que fue un lugar muy recordado por todos los que vienen. Y también calculo que la gente confió en mí en el sentido de que iba a haber gente de su edad. En realidad yo digo que el +35 es conceptual; es un evento abierto a quien quiera divertirse, la idea es que el público sepa a dónde va, con quién se va a encontrar”.Natalia Brusca asiste a estas fiestas casi desde el principio. Destaca no solo poder encontrarse con gente de su edad -está transitando los primeros años de sus 40- sino también volver al boliche donde iba a bailar cuando era adolescente: “En Pachá pasé los mejores momentos de mi juventud, me enamoré y desenamoré mil veces, me divertí, lloré y volver a pisar ese lugar no tiene precio. No salgo nunca, pero cada vez que hay una LA T.M., voy porque es revivir una época feliz”, cuenta.
Natalia Brusca asiste a estas fiestas casi desde el principio. Destaca no solo poder encontrarse con gente de su edad –está transitando los primeros años de sus 40– sino también volver al boliche donde iba a bailar cuando era adolescente: “En Pachá pasé los mejores momentos de mi juventud, me enamoré y desenamoré mil veces, me divertí, lloré y volver a pisar ese lugar no tiene precio. No salgo nunca, pero cada vez que hay una L.A.T.M., voy porque es revivir una época feliz”, cuenta.
Algo parecido describe Sabrina Di Claudio, la creadora, productora y host de la fiesta Forever 90s. Con 40 años, esta licenciada en Ciencias de la Comunicación asegura que aquellos años “quedaron marcados a fuego”. Por eso mismo, ahora que transita su vida adulta, confiesa que siempre buscó volver, de alguna manera, a ese lugar. Y lo hace todos los meses con una fiesta temática que puede ser de Primavera, Halloween o de Egresados, como la última edición. Cada una cuenta una historia distinta y tiene un dress code definido.
El debut fue en 2024, aunque Sabrina ya había organizado algunas antes de la pandemia. La primera del año pasado fue en el Centro Cultural Matienzo, con una capacidad para 600 personas. “Fue una sensación increíble. Agotamos esa primera edición y confirmamos que la gente necesitaba tanto como nosotros ese espacio de alegría y nostalgia –reflexiona–. A partir de ahí, todas las ediciones fueron sold out. El 2025 fue nuestro segundo año y dimos el salto a Vorterix, donde también agotamos todas las ediciones”, cuenta Di Claudio, que define estos encuentros como “una experiencia noventosa, un viaje a la década desde todos los frentes. Una noche donde el público, la música, la emoción y los recuerdos, son los protagonistas”.
Ya en la recepción reciben a la gente con regalos retro; hay un stand de glitter y banners noventosos para fotos. Pero en la pista es donde ocurre la magia. “Hemos tenido íconos musicales argentinos de los 90, como Machito Ponce, Los Chakales y Roberto Edgar Volcán. Y las visuales, las coreografías y la escenografía hacen el resto. Es un verdadero viaje en el tiempo”, dice la creadora de la movida.
La cita siempre es un sábado al mes en Vorterix. La próxima –y última del año– será el 20 de diciembre con una temática particular: el Error Y2K, un potencial fallo informático que prometía romper todo el sistema y hacer colapsar el mundo al pasar de 1999 a 2000. Como siempre, habrá karaoke en equipos y los que cumplen en diciembre entrarán gratis hasta la 1.30 de la madrugada presentando DNI. De todas maneras, parte del concepto es poner entradas accesibles con un costo de $15.000 en venta anticipada.
Otra de las fiestas que convocan a los que fueron jóvenes en los 90 y 2000 es La Re Fiesta, donde “está prohibida la música moderna”. No se trata solo de un efectivo slogan marketinero: es, sobre todo, una declaración de principios. Su organizadora, Morena Escandell, cuenta que la propuesta nació de su propia necesidad de poder salir a bailar temas que marcaron su juventud.
Nacida en 1990, Morena se encontró un día un mix noventoso y enseguida sintió que su cuerpo se apoderaba de una energía distinta. “‘Me dije: ‘¿Cómo puede ser que no haya una fiesta donde pueda bailar esta música?’ A medida que crecés, ya no buscás lugares en los que importe cómo te ves sino espacios amables, sin prejuicios. A la Re vienen personas de 18 a 70 años, incluso familias completas, aunque la mayoría tiene entre 25 y 40. Todos conviven en armonía gracias al clima relajado y horizontal que genera la fiesta. Por eso no hay VIP ni famosos invitados”, describe.
De espíritu nómade, la Re Fiesta es itinerante por naturaleza, por lo que cambia de locación todo el tiempo. La última se realizó el 7 de diciembre en el barrio de Colegiales, pero la gira continúa: “Se hace de forma regular en CABA, Zona Oeste, La Plata, Mar del Plata, Necochea, Miramar, Tandil, Rosario, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, San Luis, y hace poco sumamos Paraná, Concordia, Olavarría, Neuquén y seguimos... Nos gusta pasear, conocer y además desafiarnos con nuevos lugares y equipos de trabajo todo el tiempo”, cuenta Morena.
Anclado en los 90 tuvo una única edición el 30 de agosto pasado y hay ganas de hacer otra en 2026. Uno de los que ofició de anfitrión fue BB Sanzo, histórico locutor de La Z95 y Energy [hoy acompaña a Santiago del Moro en La 100] que fue convocado por el organizador para formar parte del evento. “La gente se engancha con estas fiestas porque no hay muchas propuestas para los más grandes. Una vez que dejás de ser joven las opciones se reducen. Y además, la música de los 90 no se recicló. No hay algo que haya reemplazado lo que se escuchaba en aquella época”, analiza Sanzo.
En el Complejo C Art Media, con Gustavo Sosa manejando los hilos musicales, sonaron a todo volumen Erasure, Depeche Mode, INXS y los famosos one hit wonders de aquellos años. Además, hubo una banda tributo a Pet Shop Boys y Jazzy Mel, “el primer rapero argentino”, se calzó otra vez la gorra para cantar “Fue Amor”.
“Esa música, además de ser bailable, era divertida. Hoy una radio musicalizada solo con música de discotecas y que aspire a ser la número uno, es imposible. Por eso la gente de 40 e incluso más joven que no le gusta la música de ahora, va a estas fiestas a escuchar esas bandas”, analiza Sanzo.
De hecho, en Quitapenas, organizada por el DJ más rockero de la escena local, Javier Zuker, y su socio Andrés Balaciano, dueño y chef del restaurante Loreto Garden, se mezclan en la pista jóvenes que gracias a sus padres o por una búsqueda personal, descubrieron la música de los 90 y 2000, y personas de 40, que quieren volver a experimentar la sensación de estar vivos.
La atmósfera que se genera es especial y difícil de explicar. Los 200 o 300 fieles que van a cada una de las ediciones aseguran que hay que estar ahí para sentirla. Para los que buscan vivir la experiencia, queda la última Quitapenas del año el viernes 19 de diciembre en Lirondo, en el barrio Las Cañitas, con entradas a $20.000 porque las de preventa, más económicas, ya están agotadas.
A la hora de explicar el éxito de esta movida, Sanzo ensaya una respuesta: “Creo que aquello que te impactó de adolescente deja una huella imborrable. Aún hoy hay gente de 40 y pico que me para en la calle y me dice ‘tu voz es la voz de mi juventud’. Es muy lindo quedar asociado con eso porque en general es una época que la gente recuerda como una etapa muy linda de su vida. Por eso el éxito de estas fiestas no pasa solamente por la música: también está lo sentimental, la emoción. ¿Y quién no quiere volver a sentir eso?”.

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