Tras confirmarse el fallecimiento de Luis Enrique Castillo Terrones en el desplome del avión de la Marina en Galveston, Texas, su familia se reunió afuera de la casa del piloto para recordarlo y honrarlo.
Orgullosos de Luis Enrique y lo que había logrado a sus 29 años, además de que hace tres meses había sido padre, recordaban en su vivienda El Pantano en Tierra Blanca, en el sur del estado de Veracruz, como el piloto quería ser marino desde que era muy joven, sin saber que eso lo llevaría a su muerte.
Durante más de 24 horas, la familia esperó alguna respuesta de las autoridades sin ningún éxito y reunidas afuera de la casa que lo vio crecer. Fue por un boletín de la Semar que hicieron de manera pública, que finalmente supieron del trágico deceso.
La aeronave cayó cuando trasladaban a un niño que necesitaba atención médica debido a quemaduras, en una labor humanitaria en colaboración con la fundación Michou y Mau. En el accidente seis personas murieron, incluido el menor que trasladaban y dos mujeres sobrevivieron.
Eduardo Castillo Córdoba, papá de Luis Enrique, recuerda con orgullo que a él siempre le gustaba ayudar a otras personas en lo que finalmente perdió la vida tras el accidente aéreo en Galveston.
“Estoy orgulloso porque él eso era lo que hacía, él cuando iba con los compañeros aquí en la escuela, él ayudaba a los compañeros a hacer trabajos (…) él siempre fue muy bondadoso”, dijo su papá
Estudioso, aplicado, noble y muy orgulloso de participar en la Marina, es como describen al joven de 29 años que desde muy chico supo que quería estudiar en la Heroica Escuela Naval Militar en Antón Lizardo.
Su papá, dijo, no se enteró de que entraría a ese sitio hasta que ya tenía todo arreglado y lo único que le pidió fue que no estudiara alguna carrera relacionada con los barcos debido al riesgo que consideraba que era. Finalmente optó por ser piloto naval y en una de las misiones perdió la vida, cuando la aeronave Beechcraft, modelo King Air, de la Marina, se desplomó.
“Cuando me dijo, le dije nada más no agarres la carrera de barcos, porque digo si se hunde un barco como se han oído muchos barcos que se han hundido pero agarró la otra peor y ya que, ya cuando me dijo ya estaba adentro”, contó.
Luis Enrique no conocerá a su hijo a quien esperaba con tanto anhelo. Su esposa embarazada de tan solo tres meses se queda con la pena de haberlo perdido.
La familia, afirmó, esperarán que la Secretaría de Marina haga los trámites necesarios para regresar el cuerpo a su casa, lo que les dijeron de antemano que tardará varios días.
Mientras tanto, reunidos en la que fue la casa que lo vio crecer, recuerdan a Luis Enrique como el joven estudioso, aplicado y muy amigable que fue.


