En octubre de 2025, Internet nos recordó que nada, absolutamente nada, es inmune al fracaso. \n En solo nueve días, dos de los mayores proveedores de computación en la nube del mundo —Amazon Web Services (AWS) y Microsoft Azure— sufrieron interrupciones masivas que enviaron ondas de choque a través del mundo digital.
Las aplicaciones se congelaron. \n Los sitios web se oscurecieron. \n Los asistentes de voz dejaron de responder. \n Incluso los paneles empresariales parpadearon como las luces de la ciudad durante una tormenta.
Durante unas horas surrealistas, el Internet moderno —nuestra infraestructura invisible— de repente se sintió frágil.
¿Qué sucedió? ¿Y qué podemos aprender nosotros, como constructores, arquitectos o incluso usuarios cotidianos, del mes en que la nube se cayó?
Comenzó con AWS US-EAST-1—la infame región que alimenta una parte significativa de las aplicaciones de Internet del mundo.
\n El 20 de octubre de 2025, los errores de resolución de DNS comenzaron a cascada a través de los servicios, interrumpiendo EC2, S3, Lambda y más.
\n En cuestión de minutos, plataformas como Snapchat, Fortnite y Alexa comenzaron a fallar.
:::info Resultado: "Aumento de las tasas de error y latencias en múltiples servicios de AWS."
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Para las empresas que dependían de una sola región, esto fue una llamada de atención. \n Muchos se dieron cuenta demasiado tarde de que la "alta disponibilidad" no es lo mismo que la verdadera resiliencia.
Justo cuando las cosas se estaban calmando, Microsoft Azure sufrió su propia interrupción global el 29 de octubre. \n Esta vez, el culpable fue Azure Front Door—el servicio que enruta y acelera el tráfico web en todo el mundo. \n Cuando se cayó, innumerables sitios y aplicaciones le siguieron. Incluso los usuarios de Microsoft 365, Outlook y Teams enfrentaron interrupciones.
Una vez más, surgió la misma pregunta:
Si miras más de cerca, ambas interrupciones revelaron algo más profundo: nuestro mundo digital está más interconectado de lo que pensamos.
El problema de enrutamiento de un proveedor puede ahogar el tráfico de otro. \n El fallo de DNS de una sola región puede congelar miles de aplicaciones que nunca se dieron cuenta de que dependían de él.
Es como la electricidad: puedes tener los mejores electrodomésticos del mundo, pero si la red se cae, todo se detiene.
Esa es la historia de octubre de 2025.
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Los analistas estiman que estas interrupciones combinadas costaron miles de millones en ingresos perdidos y horas incalculables de productividad. Las startups perdieron clientes. Las empresas perdieron confianza. Y durante unas tensas horas, incluso los grandes bancos cambiaron a sistemas de respaldo.
Pero quizás el mayor costo fue psicológico: la realización de que nuestro mundo "siempre activo" no tiene garantía de permanecer así.
La nube no está rota, solo está evolucionando. Las interrupciones de AWS y Azure no fueron el fin de la confianza; fueron el comienzo de la sabiduría.
Aquí está el cambio de mentalidad que necesita cada arquitecto y desarrollador:
La resiliencia no es una casilla de verificación; es una cultura. Ya sea que uses AWS, Azure o cualquier otra plataforma, la lección de octubre de 2025 es simple:
Octubre de 2025 no fue solo un mes de interrupciones, fue un **espejo sostenido frente a nuestro mundo digital. \ Mostró cuánto hemos avanzado, cuánto dependemos de la infraestructura invisible y cuán frágiles son realmente nuestras vidas "siempre activas".
La próxima interrupción ocurrirá, no es un si, es un cuándo. \n La verdadera pregunta es: ¿Estarás listo antes del próximo colapso de la nube?
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