El transporte de carga, pieza clave para la economía mexicana, enfrenta una crisis profunda: cada 50 minutos se roba un camión y cerca del 45% de la red federal opera con infraestructura deficiente, sin señalización adecuada y con alto riesgo de accidentes. A esto se suma un grave desafío laboral: mientras el país cuenta con 700 mil licencias federales de conducción, solo seis mil pertenecen a mujeres y la mitad de los operadores actuales se jubilará en los próximos años. Sin renovación de flota ni incentivos para modernizarse, mejorar la seguridad, reducir emisiones y mantener la competitividad será cada vez más difícil.


