Ecuador enfrenta el desafío urgente de evitar la desaparición de una especie única en el mundo y aún poco conocida: la iguana rosada.
Este particular animal, que hace poco incluso inspiró un traje típico en el concurso de belleza Miss Grand International, habita únicamente en el volcán Wolf, ubicado en el extremo norte de Isabela, la isla más grande del archipiélago de Galápagos.
Los primeros estudios de la iguana rosada oficialmente iniciaron en 2006; en 2009, se confirmó que se trata de una nueva especie endémica de Galápagos; y en 2012 se le clasificó como una especie en Peligro Crítico de Extinción en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Ahora, el Parque Nacional Galápagos se concentra en salvar a la población existente que no supera las 300 iguanas. Para ello, desde 2022 se ejecuta un plan de acción aprobado por la UICN y con vigencia hasta 2027.
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Cristian Sevilla, director de ecosistemas del Parque Nacional Galápagos, explica que el plan tiene tres ejes: la restauración del ecosistema mediante el control de especies invasoras, la investigación ecológica y biológica de la iguana rosada, y los estudios genéticos de la especie. Este trabajo se desarrolla con aliados técnicos y científicos como la Fundación Jocotoco, Galápagos Conservancy y la Universidad de Tor Vergata.
“Si desaparecen del volcán, desaparecen del planeta”, afirma Juan Alejo Chávez, gerente de proyectos de la Fundación Jocotoco, organización dedicada exclusivamente al control de especies invasoras, la principal amenaza de la iguana rosada.
Los primeros avistamientos de la iguana rosada en Galápagos se dieron entre los años 1996 y 2000. Se estima que muchas de las especies que se observan actualmente nacieron en los años 70.
Al igual que otras especies de iguanas, la rosada cumple con el rol de dispersar semillas y controlar el crecimiento de la vegetación dentro de su ecosistema. Sin embargo, otras propiedades aún están en investigación.
Aun así, ya hay hallazgos importantes que la distinguen frente a otro tipo de iguanas y que hacen que su preservación sea indispensable:
Las principales amenazas para la sobrevivencia de las iguanas rosadas son dos especies introducidas que se han adaptado a las condiciones de las islas y su reproducción es muy difícil de controlar: gatos y ratas.
Los primeros llegaron como animales domésticos introducidos por humanos. Chávez, de la Fundación Jocotoco, explica que los gatos han colonizado las 450.000 hectáreas que tiene Isabela incluyendo sus volcanes y tal es su nivel de adaptación que ahora son de los pocos animales que pueden caminar sobre lava y pueden resistir largos periodos de tiempo sin beber agua. “Toman sangre”, señala el experto. “El problema no es solo para las iguanas rosadas. Es un asunto de conservación integral de todo el ecosistema”.
Mientras que las ratas llegaron hace siglos accidentalmente a todo el archipiélago cuando los piratas exploraban las islas.
Los gatos y las ratas ahora son un obstáculo para la reproducción de la iguana rosada y su exterminación total es imposible, dice Chávez. Estas especies invasoras se alimentan de los huevos de las iguanas y cazan a las crías de hasta tres años de edad. Cuando las iguanas alcanzan los cuatro o cinco años ya son capaces de resistir los ataques.
“Esto hace que el control de gatos y ratas sea indispensable para lograr que las iguanas se reproduzcan con éxito y que sus bebés puedan alcanzar un tamaño adecuado para defenderse”, afirma Chávez.
A las presiones provocadas por especies invasoras se suman otros factores naturales que también afectan la supervivencia de las iguanas rosadas: posibles erupciones volcánicas, depredación por el gavilán de Galápagos, competencia por alimento con iguanas amarillas y tortugas gigantes y el cambio climático.
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El cambio climático es particularmente importante. Por un lado, debido a las condiciones reproducción de la iguana rosada, los cambios en temperatura pueden alterar los periodos de incubación de sus huevos. Además, dado que el sexo de estos animales se determina por la temperatura de incubación, el número de nuevas crías machos (que se reproducen a temperaturas sobre los 30° C) o hembras (a menores temperaturas) está atado al calentamiento global.
Los esfuerzos para preservar a la iguana rosada y garantizar su reproducción se concentran en controlar a las especies invasoras. “Tratamos de que la competencia natural en la isla se mantenga, pero que las otras presiones externas no alteren ese proceso”, dice Chávez.
Para combatir a los gatos y ratas utilizan cebos especiales (veneno) que no afectan a ninguna otra especie de las islas. También colocan jaulas a manera de trampa con “caramelos” a base de bicarbonato y mantequilla de maní que son muy atractivos para los roedores.
Para monitorear el resultado de estas estrategias, los científicos se apoyan en cámaras con inteligencia artificial que han sido instaladas en los alrededores del volcán. Gracias a estas, pueden determinar variaciones en la población de ratas o gatos o en qué lugares deben poner más trampas.
Pero llegar al hábitat de las iguanas rosadas en el volcán Wolf para hacer todo este trabajo de preservación no es sencillo. La travesía desde Santa Cruz, en donde se encuentran las oficinas del Parque Nacional Galápagos, hasta el extremo norte de Isabela puede tomar entre seis y ocho horas en lancha. El costo de ese viaje asciende a US$6.000, cuenta Sevilla del Parque Nacional Galápagos
Posteriormente, el ascenso a pie hasta la cumbre del volcán puede tomar hasta 12 horas por el nivel de la pendiente. Además de los científicos y guardaparques, se debe contratar personal para llevar comida, agua y todos los implementos necesarios para las actividades de investigación y combate de las especies invasoras. El salario diario de los jornaleros es de alrededor de US$150, cinco veces más de lo que cobrarían en otra isla.
Desde 2022, gracias a la cooperación con Galápagos Conservancy, ya cuentan con un campamento base para acoger a los miembros de las expediciones con lo indispensable para permanecer allí unos 12 días: literas, cocina, batería sanitaria, ducha, energía solar y un contenedor de agua lluvia.
Este 2025 se han realizado tres expediciones y está pendiente una más en diciembre. El operador turístico Metropolitan Touring ha financiado los viajes de este año y desde la Fundación Jocotoco se están haciendo las gestiones para obtener más financiamiento para continuar con esta labor. “Esto no puede detenerse”, apunta Chávez.
Aunque la preservación de una especie tarda varios años, la ardua labor de combatir a las especies invasoras que arrancó en 2022 ya presenta los primeros resultados: se evidencia menos presencia de gatos y ratas y más iguanas recién nacidas. “Estos neonatos son la esperanza de la especie” dicen Chávez y Sevilla.
El éxito total será cuando esas iguanas bebés lleguen a adultas dentro de 10 o 15 años. Esto significará que no fueron atacadas por las especies invasoras, que se adaptaron a factores externos y que han alcanzado su edad reproductiva. Los siguientes pasos serán proteger a las nuevas generaciones.
Salvar a una especie en peligro de extinción es cuestión de actuar a tiempo. Chávez recuerda el caso del famoso solitario George, una tortuga gigante única en su especie que fue hallada en 1971 y a pesar de todo los esfuerzos por lograr su reproducción no se logró buenos resultados y en 2012 el planeta perdió definitivamente a esta especie.
¿Pasará lo mismo con la iguana rosada? Chávez y Sevilla son optimistas y aseguran que “estamos a tiempo de salvarla”.


