La dramática secuencia final, con los Pumas remontando toda la cancha después de ponerse a tiro con un try en el último minuto, quedando a centímetros de lo que hubiera sido otra victoria épica, pero regalando el último line-out, es una foto perfecta que revela la esencia de este equipo. Un equipo que exalta los atributos históricos del rugby argentino y los eleva a estándares inexplorados, y que al mismo tiempo conserva falencias que lo alejan, todavía, de que tardes como esta de Twickenham se apilen en la vitrina de los triunfos épicos que vienen consiguiendo cada vez con mayor regularidad.
Tanto remar para morir en la orilla, podría pensar una mente pesimista. Pero la derrota por 27-23 ante Inglaterra, con que los Pumas cerraron un año que puede ser bisagra, no debe analizarse tanto por el resultado como por el desarrollo. El triunfo del local evidencia una realidad: hoy por hoy, Inglaterra es un mejor equipo que la Argentina. Capitalizó sus momentos fuertes, aprovechó los errores del rival, se repuso a un momento de desconcierto y, principalmente, ejecutó mejor los principios básicos de este deporte: obtención, presión, definición.
Dos veces estuvieron muy atrás en el marcador los Pumas, las dos veces reaccionaron hasta ponerse a tiro. Comenzaron perdiendo 17-0 y luego de acercarse a uno, volvieron a distanciarse en un lapsus que les terminó costando el partido (27-16). Después de cometer cuatro penales en el primer tiempo y ninguno en 20 minutos del segundo sobrevinieron cuatro consecutivos luego de que se acercaran 17-16. Dos de ellos completamente innecesarios.
Quedan en la retina las imágenes del electrizante final. El tremendo 50-22 de Mallía y el tackle tardío de Curry que lo sacó de la cancha. Penal o penal y a jugar en ataque. El try no concedido a Oviedo. La revancha de Isgró y una última pelota a matar o morir. Desde adentro de su línea de 22, los Pumas remontaron toda la cancha y se metieron profundo en la defensa rival. Tuvieron un penal, no pudieron aprovechar la ventaja y fueron al line-out. Falló la coordinación y el partido se escurrió. Fueron tres line-outs perdidos en todo el partido, dos de ellos en situación de extremo ataque. Un aspecto del juego en el que los Pumas retrocedieron este año.
El scrum en 2025 fue en ascenso, aun con muchos cambios y jugadores nuevos entre los pilares. No obstante, el único que se perdió en este partido resultó carísimo. Los Pumas habían pasado de 17-0 a 17-16. La precisión de Inglaterra había empezado a tambalear. El ímpetu estaba del lado argentino. Todavía quedaban 20 minutos y el lenguaje corporal de los argentinos era más auspicioso que el del local. Un buen tackle de Moyano derivó en una pelota recuperada. Scrum en la mitad de cancha. Inglaterra presionó en el flanco derecho sobre el recién ingresado Boris Wenger y se llevó un penal. Los Pumas defendieron una secuencia de 13 fases que terminó con un drop errado de George Ford (una extrañeza), pero enseguida Matías Moroni cometió un penal innecesario y de allí vino el try de Henry Slade, tras pase de la figura inglesa, Max Ojomoh. Otros dos penales seguidos, el segundo por desesperación de Juan Martín González, le permitieron al 10 estirar la diferencia a 11 (27-16). En nueve minutos, el partido se escapó de las manos y no alcanzó con la reacción final.
Inglaterra impuso su practicidad en el primer tiempo y sacó una ventaja amplia ejecutando a la perfección el libreto. Obtención, dominio en el punto de contacto, buena (y nutrida) utilización del pie, mucha presión en defensa. El aprovechamiento de una pelota suelta tras un kick al cielo de Ford y un tackle errado alcanzó para abrir el marcador, obra de Ojomoh, y tras un knock-on de Rubiolo en mitad de cancha llegó el segundo try, apoyado por Feyi-Waboso, desatendido en una punta tras un cambio de dirección en la jugada y un precioso pase con el pie del propio Ojomoh, quien saltó a la cancha por la lesión en la semana de Fraser Dingwall, que iba a ser titular.
El orden de los Pumas (sólo cuatro penales en el primer tiempo) no alcanzó para sobreponerse a la precisión quirúrgica de los ingleses. En los cuatro avances profundos que hilvanaron se volvieron con las manos vacías. Inglaterra sumó en tres de cuatro llegadas.
Como ante Escocia una semana atrás hubo que esperar al segundo tiempo para que la Argentina mostrara más enjundia en el punto de contacto. Salió a llevarse al rival por delante, lo lastimó y lo obligó a cometer errores. Los primeros 20 minutos del segundo tiempo el equipo mostró los dientes y con un try de Piccardo, el mejor de los argentinos, yendo para adelante y ganando metros cada vez que tomó contacto con la pelota, más dos penales, se puso en partido.
Inglaterra sintió el impacto en la mandíbula, pero ese penal ganado en el scrum fue como una de esas sales que inhalan los boxeadores para salir del mareo. Otra vez la reacción, otra vez un error propio para dejar con vida al rival.
La derrota no invalida las virtudes que mostraron los Pumas. Su capacidad de reacción, su bravura, el ímpetu para poner de rodillas a un equipo que atraviesa un gran momento. Inglaterra venía de ganarles a Australia y a los All Blacks, acumula 11 victorias seguidas y este año sólo perdió con Irlanda en el primer partido de 2025; una potencia a la que sólo Sudáfrica puede creerse superior. La evolución que pretende Felipe Contepomi partido a partido, no se frenó. Pero el resultado final también desnuda las falencias que persisten en el equipo. Las formaciones fijas son cruciales en el rugby, hoy y siempre; Inglaterra fue mejor. La defensa es crucial; Inglaterra fue mejor. La eficacia es determinante; Inglaterra fue más eficaz.
“Duele, pero lo fuimos a buscar todo el partido. Podría haber venido, como no. Tuvimos un par de errores no forzados que nos costaron el partido, pero creo que el carácter del equipo se mostró, así que estoy orgulloso de eso”, analizó con lucidez el capitán Julián Montoya. “Tenemos que ser mejores. La consistencia viene con entrenamientos, con hacerlo en el partido. Ellos también perdieron lines y también les cobraron penales en el scrum. Yo levanto la mano con dos lines mal tirados. Estamos jugando contra uno de los mejores equipos del mundo y en la última jugada podríamos haber ganado. La consistencia no se mide por resultados nada más, sino por el rendimiento. Está claro que tenemos que ser mejores, pero si seguimos laburando tenemos un montón para crecer.”
Una lectura rápida diría que los Pumas estuvieron cerca de otra hazaña. Pero los Pumas ya no se conforman con estar cerca y vencer a equipos de esa talla hace rato dejaron de ser hazaña. Lo importante es que, aun en la derrota, el equipo mostró una evolución. Lo auspicioso: hay mucho espacio por mejorar y hay tiempo para hacerlo de cara al objetivo que es el Mundial de Australia 2027.
Inglaterra: Freddie Steward; Immanuel Feyi-Waboso, Henry Slade, Max Ojomoh y Elliot Daly; George Ford y Ben Spencer; Sam Underhill, Ben Earl y Guy Pepper; Alex Coles y Maro Itoje (c); Asher Opoku-Fordjour, Luke Cowan-Dickie y Ellis Genge.
Entrenador: Steve Borthwick
Cambios: ST 10m, Fin Baxter por Opoku-Fordjour, Will Stuart por Genge, Henry Pollock por Pepper y Tom Curry por Underhill; 19, Alex Mitchell por Spencer; 31, Theo Dan por Cown-Dickie y Charlie Ewels por Itoje.
Suplente: Marcus Smith.
Argentina: Juan Cruz Mallía; Rodrigo Isgró, Matías Moroni, Justo Piccardo y Bautista Delguy; Tomás Albornoz y Simón Benítez Cruz; Marcos Kremer, Santiago Grondona y Juan Martín González; Pedro Rubiolo y Guido Petti Pagadizábal; Pedro Delgado, Julián Montoya (c) y Thomas Gallo.
Entrenador: Felipe Contepomi.
Cambios: PT 8-21m, Santiago Carreras por Albornoz. ST 6M, Tomás Rapetti por Delgado, Pablo Matera por Kremer y Joaquín Oviedo por Grondona; 10, Agustín Moyano por Benítez Cruz y Carreras por Albornoz; 12-23, Kremer por Matera (temporario); 19, Boris Wenger por Gallo y Franco Molina por Petti Pagadizábal; 26, Ignacio Ruiz por Montoya.
PT: 9m, drop de Ford (I), 9 y 25, goles de Ford por tries de Ojomoh y Feyi-Waboso (I); 34, penal de Albornoz (A).
ST: 5m, gol de Albornoz por try de Piccardo (A); 10, penal de Albornoz (A); 19, penal de Carreras (A); 26, gol de Ford por try de Slade (I); 31, penal de Ford (I); 39, gol de Albornoz por try de Isgró (A).
Amonestado: 38m, Coles (I).
Cancha: Twickenham Stadium, Londres.
Árbitro: Pierre Brousset (Francia).


