Un físico desarrolló una aterradora predicción sobre qué pasaría si cayera el Internet en todo el mundo luego de la aparición de un fenómeno natural que podría ser devastador para la Tierra.
El periódico británico Daily Mail publicó una entrevista con el físico solar Ryan French, quien explicó que un evento natural imposible de predecir o prevenir podría generar la destrucción global de Internet, e incluso brindó una cronología detallada de la caída del mundo tal y como es conocido en la actualidad.
Antes de hablar sobre la posibilidad de que Internet caiga en todo el mundo, reveló que el 11 de noviembre una enorme llamarada solar desencadenó una eyección de masa coronal que se dirigió a la Tierra a unos 4800 kilómetros por segundo, con la particularidad que fue categorizada como una X5.1.
Las llamaradas solares se clasifican en las categorías A, B, C, M y X, esta última a más potente y con números para especificar la potencia de cada una. Por eso, la eyección de masa coronal ocurrida días atrás fue la mayor en más de un año y esta magnitud puede afectar a satélites, vuelos a gran altitud y transmisiones de radio de alta frecuencia.
Tal como se sospechaba en la teoría, la parte de la Tierra que miraba hacia el Sol registró apagones de radio, más específicamente en África y en Europa. Vinculado a esto, French reveló: “En la mayoría de los casos, estas partículas son absorbidas por la atmósfera y no llegan al suelo. Pero en esta llamarada, medimos lo que se denomina un aumento a nivel del suelo, donde estas partículas sí llegaron a la superficie”.
Una vez explicado este fenómeno tan particular, Daily Mail desarrolló el catastrófico escenario al que se expondría la Tierra si el Sol expulsara una llamarada solar todavía mayor a la X5.1 que afectó a África y Europa.
En el escenario hipotético, desde el periódico británico plantearon una eyección de masa coronal de X11.6, la cual sucedería a las 15 h y, en las fracciones de segundo previas a que el primer pulso llegue a la Tierra, miles de satélites quedarían fuera de servicio, lo que paralizaría las redes de telefonía móvil y GPS. Aun en el espacio exterior, todos los tripulantes de la Estación Espacial Internacional fallecerían en cuestión de minutos con motivo de la falla de todos los circuitos, incluido el suministro de oxígeno.
Pero esto no es todo, sino que en la Tierra las consecuencias serían catastróficas luego de que las sobretensiones masivas incendien todos los dispositivos conectados a las redes electrónicas, como son los casos de los electrodomésticos del día a día (heladeras, microondas, televisores y más). Además, el control aéreo no estaría disponible y se producirían colisiones en el aire entre aviones privados y comerciales.
Horas después de lo ocurrido, en China y Rusia reconstruirían información sobre la catástrofe en occidente, ya que lo peor de la eyección de masa coronal no alcanzaría Asia, la cual se encontraría en la oscuridad al situarse de espaldas al Sol en ese momento crucial. Ambas potencias de oriente cuentan con su propio sistema privado de Internet, lo que les permitiría mantener las conexiones a lo largo de sus países.
Al día siguiente, los Estados Unidos y el Reino Unido se verían obligados a que sus fuerzas armadas circulen en las vías públicas para mantener el orden y evitar saqueos masivos, aunque con el código Morse como método más seguro para transmitir mensajes. Por otro lado, las principales vías de circulación estarían bloqueadas con motivo de la gran cantidad de vehículos eléctricos abandonados.
Con la caída mundial de Internet, el escenario más factible sería el de la reconstrucción total de la herramienta, ya que estaría absolutamente obsoleta luego de lo sucedido. Incluso, las tarjetas de crédito y débito pasarían a ser apenas rectángulos de plástico sin utilidad y las criptomonedas dejarían de tener valor, lo que arruinaría la economía de millones de personas alrededor del planeta.
Dos meses después, los países de occidente estarían en plena lucha por recuperar la conectividad y los hackers tendrían un escenario de mucha facilidad para sabotear los sistemas informáticos improvisados.


